Los papás primerizos se angustian porque no saben cómo bañar, alimentar o acostar al bebé. Unas sencillas pautas les permitirán graduarse con honores de esta primera fase.

domingo, 4 de diciembre de 2016
Guía para cuidar al bebé en los primeros días de vida

Los papás primerizos se angustian porque no saben cómo bañar, alimentar o acostar al bebé. Unas sencillas pautas les permitirán graduarse con honores de esta primera fase.
El recién nacido es el ser más indefenso que existe. Incluso, las crías animales cuentan con cierta independencia momentos después de su nacimiento. Basta con ver un ternero, que al rato se pone en cuatro patas.
Por eso, es indispensable que los padres sepan cómo actuar en esos 28 días, en los que se le considera al bebé como recién nacido. Conocer los cambios, las características y las posibles alteraciones que pueda tener en ese lapso, será esencial para garantizarle a él una mejor bienvenida al mundo, y a usted y a su pareja, un periodo menos traumático.

Tranquilos, todos los primerizos pasan por lo mismo.
La leche materna no tiene reemplazo

Muy seguramente su mamá y su tía ya le dijeron que las mujeres de la familia no lactan bien, porque nunca han sido buenas productoras de leche o que su líquido es más bien amarillo, y eso la ha llenado de prejuicios. Por eso, usted ya se convenció de que no podrá amamantar a su bebé.
Primer error: llenarse de preconcepciones. Recuerde que la leche materna es el mejor alimento que puede recibir su hijo. La pediatra neonatóloga Irma Morales de Casallas les recomienda a las madres mantenerse tranquilas y aclarar todas las dudas que tengan.
“Después del parto, inicialmente salen gotas llamadas calostro, suficientes para la mayoría de niños nacidos en condiciones normales y poco a poco, a los tres días, ya le debe salir buena cantidad, pero el niño trae sus propias reservas de grasa. Además, si se le abriga bien no tiene que gastarse muchas calorías en mantener la temperatura; es por esto que abrigo y comida van de la mano. Es decir que la mamá no debe apresurarse a darle leche de tarro porque dice que solo le salen gotas”, señala la experta.

Luz, arma contra la ictericia

La piel amarilla es una característica general de los recién nacidos. Sin embargo, en algunos casos es tan leve que los padres no la perciben. Esto se debe a que los pequeños tienen que destruir un exceso de glóbulos rojos producidos durante la gestación y liberar un pigmento llamado bilirrubina. Es normal entonces que su pecho, sus extremidades y su cara tomen una leve coloración amarilla.
El problema es cuando el bebé parece un pollito, porque según Morales, puede tener amarillo hasta el cerebro. Por eso, para determinar cuando el tono ha pasado el límite, ponga con fuerza un dedo sobre la palma o la planta y suelte, si la piel que quedó bajo presión es amarilla, no debe perder tiempo para acudir a urgencias.
Pero en la mayoría de los recién nacidos, la situación no se torna peligrosa. Para permitir que desaparezca de manera natural, puede exponerlo a la luz, lo que se conoce como fototerapia natural. La forma adecuada de hacerlo es:
No se recomienda poner al pequeño al rayo directo del sol, sino a la luz, a través de la ventana de su habitación, sin abrirla, para evitar que entre el frío. En climas como el de Bogotá, lo ideal es hacerlo entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde. Deje al bebé en pañal. Cubra el cuerpo con una cobija y descubra solo su cara. Al cabo de unos minutos bájela, y descubra el pecho; luego, haga lo mismo con las piernas. Después, ponga al bebé boca abajo, siempre con usted vigilante para evitar accidentes y realice el mismo proceso con la cobija. Para este ejercicio se recomienda comprar tapaojos, que se consigue en los almacenes de las clínicas a un costo promedio de cinco mil pesos. También puede protegerlos con la mano o con una tela suave.

El peligro de las visitas inoportunas
Muy seguramente ha escuchado o le ha pasado que el bebé regresa al hospital a la semana de haber nacido, porque adquirió un virus respiratorio. La neumóloga pediatra Danitza Madero explica que el nacimiento de un bebé es un acontecimiento importante para la pareja; por eso no faltan las visitas de quienes quieren conocer al pequeño, incluidos los que tienen gripa. Pero, lo que para el adulto es un simple resfriado, para el recién nacido puede convertirse en una bronquiolitis grave.
“Esta enfermedad en el primer mes de vida puede dejar lesionado el pulmón por muchísimo tiempo, incluso toda la vida, lo pueden poner en mayor factor de riesgo de hacer cuadros obstructivos con otra gripa que presenten en los primeros 3 años de vida. El bebé tiene más riesgos de hospitalización, más complicaciones por la enfermedad y puede terminar con requerimiento de oxígeno”.
Aunque pase por descortés, es mejor pedirle a las visitas que vayan a casa cuando el pequeño cumpla un mes, para evitar estos riesgos. ¿Pero qué hacer cuando la mamá, el papá o algún hermano tienen el virus? La mamá debe seguir tres recomendaciones: usar tapabocas las 24 horas del día, lavarse las manos siempre después de sonarse y no consumir medicamentos para detener los síntomas, pues se eliminan a través de la leche materna y pueden producir problemas en el bebé.
Si el pequeño alcanzó a contagiarse, algunos signos de alarma le ayudarán a saber si necesita ayuda médica urgente. El primero es la fiebre: en el primer mes de nacido implica que algo grave puede estar sucediendo. En este caso, no se debe esperar como con los más grandecitos a que llegue a un límite de temperatura.
También si el pequeño se pone morado al toser, vomita, no recibe alimento y se torna irritable. Existen otras señales que no debe esperarse a que sucedan para buscar ayuda: el pequeño respira agitadamente, como un perrito; emplea otros músculos para respirar, como el cuello, y las costillas se marcan; esto ya refleja una obstrucción importante en las vías aéreas.

¿Cúal es la mejor manera de lactarlo?

Algunas de las ventajas de amamantar es que la leche tiene los mejores nutrientes para crecer y desarrollarse, generar defensas contra las infecciones, aumentar el afecto entre el bebé y su mamá; además, tiene todas las facilidades: va en su empaque original a todas partes, está siempre lista, a la temperatura adecuada, libre de gérmenes y es gratis. Convencida ahora de sus beneficios, aprenda la técnica propicia, para que no sea traumático:
Después del parto ponga al bebé en su pecho. Recuerde que las primeras gotas (calostro) son suficientes. La succión constante hará que al tercer día la producción mejore. Déle de comer primero de un seno y después páselo al otro. En la siguiente toma comience por donde terminó. Generalmente el pequeño se duerme cuando termina con un seno. Levántelo, sáquele los gases y póngalo del otro lado. Alimente al bebé cuando él lo pida; casi siempre el llanto al despertar indica que tiene hambre. No lo acueste totalmente horizontal, sino con una leve inclinación para evitar el reflujo; además, póngalo del lado derecho para que no oprima el estómago. No es necesario bañarse los senos después de lactar. El jabón reseca los pezones y facilita la aparición de grietas y la succión produce dolor. La mejor crema para los pezones es la misma leche. Aplíquela y deje secar unos minutos. Usted debe consumir mucho líquido y comer balanceadamente. No tome cerveza para aumentar su producción. Busque una posición natural para lactar (sentada o semisentada), así evitará dolores de espalda.

Las normas de higiene

El baño El recién nacido viene de un ambiente cálido. Por eso, debe mantener una adecuada temperatura del pequeño y en este parámetro es ideal bañarlo cerca del mediodía, porque en las mañanas y en las noches la temperatura es muy baja. Una técnica es calentar la ropa del bebé, pero no hay necesidad de plancharla; con ponerla sobre el pecho, los 36°C de temperatura promedio del ser humano actúan como ‘horno’. La experta recomienda pedirle al hermano mayor, en caso de que lo haya, que sea él quién las caliente.

Cuidado del ombligo

Para que sane rápidamente no es necesario que le ponga telarañas o cualquier otro tipo de elementos, porque esto puede ocasionar tétanos neonatal, que compromete la vida del pequeño. “Lo importante es el aseo de la base, no de la tirita, porque eso se va a la basura. Todo tiene que lavarse y luego desinfectarse, como labor de asepsia, y solo con un copito alrededor del área. Debe estar pendiente de cambios que se presenten, como una coloración roja”, explica la neonatóloga Irma Morales.

El fajero

No es recomendable. Esta costumbre practicada para evitar que el niño adquiera una hernia no tiene sentido; quien la va a desarrollar lo hace pese a que se lo pongan. En cambio, le dificulta la respiración e incluso puede predisponerlo a infecciones, pues cada vez que el niño se orina este también se moja y acumula humedad.

Cambio de pañal

Revise cada vez que el pequeño se despierte a comer. Si lo deja por mucho tiempo, el contacto con el popó quema y aparece la dermatitis. Además, los pequeños tienen más facilidad de adquirir un hongo llamado Monilia, que puede facilitar la sobreinfección.
En cada cambio del pañal, el pequeño solo necesita que se lave con agua; nada de quitarlo sucio y poner otro sin tomar esta medida de higiene. No requieren pañitos o crema..

La importancia de un buen abrigo

En climas fríos, la ropa de algodón no es suficiente para mantener al niño en la temperatura adecuada. Si se le abriga de la manera correcta, el pequeño gastará menos calorías intentando conservar la temperatura adecuada, que podría emplear en su crecimiento. “Si uno no les proporciona abrigo, gastan hasta el 70 por ciento de lo que comen para mantener temperatura, entonces no tienen con qué crecer y cómo desarrollarse”, explica la neonatóloga Irma Morales de Casallas.
La neumóloga pediatra Danitza Madero explica que, “lo más importante es entender que más daño hace que estés en un recinto cerrado y vayas a salir al exterior y recibas la corriente de aire frío. Ahí es donde puede afectar las vías aéreas, no importa si tiene siete sacos y ocho camisetas si no cubres la nariz y la boca para la entrada de aire”.
Las prendas que están en contacto con la cabeza y el pecho deben ser de algodón para disminuir el riesgo de alergias, pero la ropa externa como mameluco, cobijas o patines sí pueden ser de lana, para lograr un buen abrigo.
Sin embargo, Madero hace una recomendación especial para los padres de los pequeños que tienen entre cero y 28 días de nacidos: “a los niños recién nacidos no les hace falta salir a hacer visitas, no van a ganar nada, pero sí tienen más riesgo de adquirir infecciones o que se empeoren; un recién nacido es uno de los seres más indefensos y son más propensos por la falta de maduración de su sistema inmunológico”.

Número de alerta

La neonatóloga recomienda que los padres tengan a mano el teléfono de la especialista, porque los bebés necesitan atención sin importar la hora. Y no falta la mamá que llama a la madrugada angustiada al no saber qué hacer. En este caso, también es importante contar con otros números telefónicos de gran ayuda. Por ejemplo, la cadena de Droguerías Colsubsidio cuenta con atención domiciliaria. Solo con marcar el número 343 00 80, tendrán en casa lo que necesitan para aliviar las molestias de los pequeños.