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lunes, 13 de febrero de 2017
¿No estás segura si tu bebé no está comiendo bien? Podría estar sufriendo anorexia del lactante

Conoce los síntomas de la anorexia del lactante y los peligros.

Tu bebé por meses no se está alimentando bien, rechaza el pecho o biberón,y no quiere comer nada. Entonces podría estar sufriendo anorexia del lactante.

Mi vecina solía comentarme que su bebé de 3 meses estaba rechazando el pecho muy a menudo y estaba bajando de peso rápidamente. Le aconsejé que además de ir al pediatra, visitara una puericultora para que le ayude con las técnicas de lactancia, ya que a esa edad son comunes los brotes de crecimiento y los bebés suelen rechazar algunas tomas de pecho o biberón, y mostrarse incómodos. Al poco tiempo llegó con su bebé del hospital; le habían colocado una sonda por donde debían pasarle la leche para alimentarla. "Tiene anorexia del lactante", me dijo esta madre con cara de resignación, "puede que ahora sí comience a engordar un poco".

La anorexia del lactante, que nada tiene que ver con la anorexia nerviosa de los adolescentes y adultos, es una reacción de oposición al alimento en sí, o de rechazo a las circunstancias en que le es ofrecida la comida, incluyendo a la persona encargada de ofrecérsela. Normalmente, este rechazo rotundo a la comida aparece en el segundo o tercer trimestre de vida del bebé, y es uno de los motivos de mayor consulta en las clínicas pediátricas.

Causas
En la mayoría de los casos se trata de anorexias simples, que tienen que ver con factores emocionales. Este tipo de anorexia suele aparecer cuando el niño ya de por sí come poco, y en esa ansiedad de que coma, los padres intentan alimentarlo todo el tiempo, o su madre ofrece el pecho para que siga comiendo. Ésto hace que se caiga en un círculo vicioso, donde la madre ofrece más comida y el niño la rechaza.

Existen diversas causas que pueden derivar en la anorexia del lactante:

Hábitos alimentarios incorrectos: la monotonía en las comidas, la rigidez en las raciones (es decir, "debe comer todo esto sí o sí"), los cambios bruscos de temperatura y sabores, entre otros factores, pueden causar que un niño tenga rechazo por lo que se le ofrece para comer cotidianamente. Muchas veces, el empeño en alimentarlos excesivamente y obligarlos a comer hace que desarollen anorexia.
Causas emocionales: El ambiente que rodea al niño tiene mucho que ver e influirá positiva o negativamente en su alimentación. Los problemas conyugales o familiares, las peleas, o la misma relación madre-hijo pueden desencadenar la aversión por la alimentación.
Factores secundarios y orgánicos: La anorexia del lactante puede aparecer como consecuencia de factores extrernos tales como algunas enfermedades o patologías. Es por ello que, antes de obligar al niño a comer se debe consultar al médico.
Síntomas

Existen algunas evidencias que pueden orientarnos para saber si nuestro bebé puede estar sufriendo anorexia del lactante. Si tu bebé no quiere comer, no sube bien de peso, está irritable de día y no puede dormir bien de noche, podría estar padenciendo esta complicación.
El rechazo a la alimentación puede clasificarse en dos tipos: activo y pasivo

-Rechazo activo: escupen la comida, la tiran al piso. Si es un bebé que se alimenta al pecho de su madre o a biberón, girará la cabeza cuando esté amamantando, se pondrá tieso y rechazará poner su boca en el pezón o biberón. Pueden llegar a vomitar si son obligados.

-Rechazo pasivo: Dejan que les introduzcan los alimentos en la boca pero luego los escupen de forma calmada.

Tratamiento

El tratamiento específico en la anorexia del lactante es la psicoterapia. Primeramente, de forma familiar para escuchar a los padres, tranquilizarlos y acompañarlos en la tarea de llevar adelante el tratamiento. Luego, en forma individual con el bebé o niño, para que vuelva a adquirir hábitos sanos y correctos de alimentación, evitando la sobrealimentación forzada. Todo el tratamiento estará atravesado por una socioterapia, dando pautas para que se modifique el entorno del niño. El tratamiento puede durar meses, hasta que el niño adquiera correctos hábitos de alimentación, gane peso y recupere salud.
En resumen, es imprescindible estar atentos a los hábitos alimenticios del bebé y del niño, ya que la mala alimentación puede desencadenar trastornos en la salud del menor. No dudes en consultar a tu pediatra de confianza cuando sospechas que tu hijo no está comiendo bien.